jueves, 25 de noviembre de 2021

 



LA MENTIRA DISFRAZADA

  

Han pasado algunos días desde que leí una fábula anónima sobre la mentira y la verdad. La primera parte de la misma, dice lo siguiente:

La Mentira le dijo a la Verdad: Vamos a darnos un baño juntas, el agua del pozo es muy agradable. La Verdad, todavía sospechosa, probó el agua y descubrió que era realmente agradable. Así que se desnudaron y se bañaron. Pero de repente, la Mentira saltó del agua y huyó, vistiendo las ropas de la Verdad.”

Luego de esa lectura, mi mente se ha sumido en una profunda reflexión, todo parece indicar que la falsedad deambula por el mundo, confundiéndonos, burlándose de nosotros, ya que, realmente, lleva un traje que no le corresponde: El de  la Verdad.

Es un tanto difícil para quienes nos manejamos con total sinceridad, tener que reconocer que hay mucha verdad en el contenido de esta fábula.

Los que tenemos una vasta experiencia de vida, hemos tenido la oportunidad de experimentar lo embarazoso que resulta en ocasiones, el hecho de decir la verdad a los demás.

Aún a sabiendas de que es necesario dar el paso, generalmente, callamos o la disfrazamos, ya que casi siempre, cuando nos atrevemos a hablar con la verdad, en ocasiones, sentimos un cambio de actitud en las personas con quienes siempre hemos actuado apegados a decir las cosas como son.

El tema para mi es complejo, ya que a todos nos ha pasado, que por temor a que se desate un problema del cual no sabríamos cómo salir, optamos por permitir que la Mentira,con el traje de la Verdad, haga su trabajo.

También, recordé a mi difunta madre, quien se caracterizaba por usar una frase campesina que dice: “Donde se mató el puerco, ahí mismo se degüella”. Dicho esto, con su lenguaje claro y sin miedo, y su actitud de que no le tenía miedo ni al Diablo, su forma de actuar, usando la verdad desnuda, le trajo muchos problemas. Pero obviamente, con su  temperamento tan fuerte, prefería la Verdad, antes que darle oportunidad de reinar a la Mentira, vistiendo el traje equivocado.

 

 


jueves, 18 de noviembre de 2021

ME AMO ASI

 



Entre las tantas cosas maravillosas que le pueden suceder a un ser humano, está la de amarse a sí mismo, de manera incondicional, y ser capaz de cualquier cosa por defender ese sentimiento que siente.

Por razones obvias, tenemos que compartir con los demás, pero sin permitir jamás que sus opiniones sean indispensables para que podamos disfrutar de la vida, a nuestra manera.

Siempre tenemos que estar conscientes de que somos diferentes a todas las personas que nos rodean, sobre todo, de aquellas que se creen la gran cosa, que se consideran descubridoras del “agua tibia”, y tratan de moldearnos a su imagen y semejanza… Mentiras del Diablo, Dios no hace disparates, sus obras son perfectas.

Debemos tener claro, que muchas cosas que nos enloquecen, a otros, les son indiferentes, pero no permitamos que nos hagan sentir que estamos fuera de lugar.

Sin hacer el ridículo, vistamos la ropa que nos gusta, disfrutemos de los lugares que son de nuestro agrado, hagamos un esfuerzo por ser cada día menos dependientes de las opiniones de los demás. A veces, molesta a los demás nuestro estado de felicidad. En ocasiones, hasta causa envidia.

Si tienes una edad avanzada, y mucha gente joven se siente bien contigo, sácale provecho a esa circunstancia, porque eso quiere decir que, a pesar de los años, tus temas no aburren.

Si deseas ver un espectáculo con tu artista favorito y a la persona que suele acompañarte no le gusta, recuerda lo siguiente: “si Dios hubiese querido que anduvieras pegada a alguien, te hubiese hecho siamesa”.

No dudes en conseguir el dinero que necesites, para hacer todo aquello que te haga sentir bien contigo misma. Solo de esta manera podrás sentir que eres un ser humano especial, merecedor de todo lo bueno que tiene la vida.

Si la gente que te quiere, te dice a menudo que no eres una persona normal, pues perfecto, agradece y responde, sencillamente: “Me amo así”.


  ¿ANCIANA QUIÉN?   Hace unos días, pensando obtener una respuesta diferente, le pregunté a mi hija: ¿A partir de qué edad se considera ...