No soy comparona, como decimos los dominicanos, pero no es de mi agrado entablar conversaciones en los carros públicos, ni en las salas de espera, claro que hay excepciones.
Esta mañana abordé un carro público,
bastante deteriorado, el asiento de la parte delantera era muy pequeño, por eso
procedí a pagar el asiento completo.
El chofer lucia descuidado y desaliñado,
tan pronto subí al vehículo, lean el siguiente interrogatorio:
-Usted tenía mucho rato esperando vehículo?
-No.
-Usted parece de la gente de San
Pedro de Macorís.
-Silencio.
-De donde es usted?
-De Haina (entre dientes)
-De qué parte de Haina
-No sé.
A todo esto, pasa una joven pasada de
peso y el señor agrega:
-Ay que gorda! No me gustan las
mujeres gordas! Usted se ve muy bien, manténgase así!
-Silencio sepulcral total… (Oro: señor dame sabiduría porque
el trayecto es largo y se me está calentando la sangre)
-Manejar si es difícil…su esposo
maneja?
-No…mientras casi tengo en la punta
de la lengua: A ESTED QUE LE IMPORTA?
-A mi no me gusta la semana santa…
-Silencio con deseos de decirle que
se callara la boca, que me tenía jarta como decimos aquí.
-Usted tiene hijos?
- Entre dientes: Y nietos.
-Sus hijos son con su esposo actual?
-Silencio…
-Por favor déjeme al cruzar
-Que Dios la bendiga…
-POR FIN ALGO POSITIVO EN MEDIA HORA…ALELUYA!
Nota: si de algo puede estar seguro
ese chofer es que me grabé su rostro para no montarme otro día con el.