Hoy como todos los viernes, siento una alegría especial, no sé si porque inicia el fin de semana y siempre ocurren cosas diferentes…
Empecé el día de manera ligera: no hicimos caminata, solté los problemas del agua que tenemos en el sector, me arreglé bien sport, y como siempre sintiéndome una reina,me dirigí a mi trabajo.
Papá Dios premió mi actitud otorgándome la bendición de conseguir agua en abundancia,se lo doy de consejo: suelten, dejen ir las cosas de las cuales no tengan el control...
Como de costumbre mi hijo me encaminó al trabajo, luego tomé un carro y el chofer tenía unas bachatas preciosas, me sentí tan bien que hasta me imaginé haraganeando en un sillón reclinable de un bello resort.
En esa ruta hay mucha competencia y muchos choferes malapalabrosos, y de eso dio demostración otro chofer al cual el mío se le acercó mucho. La palabrota fue tan grande que hasta el Cd que estábamos escuchando parece que se asustó y se detuvo.
Más adelante mis ojos pudieron ver un “hermano evangélico” parado en una esquina, voceando a todo pulmón la palabra de Dios, a puro sol, mientras que los sudores le llegaban a los pies, me provocó risa, porque más que estar motivado a predicar , parecía que estaba cumpliendo un castigo, en fin, vivencias de la calle…