martes, 22 de junio de 2021

LOS DOMINICANOS Y SUS RECETAS MÉDICAS



Estoy totalmente convencida de que nunca se me van a terminar los temas para escribir, sencillamente porque mis artículos son ligeros, sin grandes pretensiones y con sucesos que ocurren en mi diario vivir.

Como soy muy amistosa, tengo mucha facilidad para interactuar con personas, aun cuando tenga poco tiempo tratándolas.

En mi caminata matutina, hay una larga cadena de saludos de  personas que a diario me ven pasar.

Todos los días veo a un señor que tiene un negocio de lavar carros, en plena calle. Para estos fines, conecta una manguera desde un negocio, y la atraviesa por todo el medio de la calle.

Sucedió que un día no lo vi, y al día siguiente, al verlo, le pregunté por su salud, me dijo que tuvo problemas con ambas rodillas, pues le dolían mucho. Yo le respondí, que también he tenido muchos problemas con las mías, y acto  seguido, me pregunta qué uso para eso.

Como es un señor muy humilde, no entré en muchos detalles, debido a que, con lo que he invertido en mis piernas, las cuales hasta tienen su nombre (Isadora y Edith), en honor a dos grandes celebridades, quizás hubiese podido comprar un carro. Simplemente le dije que tomaba calmantes cuando me dolían.

El señor, de una manera casi teatral, me tocó un hombro, acto seguido, me dijo que lo mirara a los ojos, que me iba a dar un remedio que me iba a acordar de él para toda la vida:

“Usted va al mercado y compra tabaco, lo corta en pedacitos, jabón de cuaba, también picadito y gasolina.

Todo esto, lo mete en una botella y empieza a darse masajes. Se acordará de mi”.

Realmente, siempre me acordaré de él, porque no entiendo cómo, si él desarrolló esa fórmula, tiene un nivel de cojera grandísimo. Pensé, en primer lugar, que no la está usando o no sirve.

Me despedí, dándole las gracias por su  excelente receta, y pensando que a los dominicanos, nos encanta auto medicarnos. 

 

 


domingo, 13 de junio de 2021

NO LE DEMOS VENTAJA A LA TRISTEZA

 


Producto de la cadena de situaciones que se nos presentan a diario, es muy probable que en algunos momentos que deben ser de felicidad para nosotros, la tristeza, como enemiga envidiosa de todos los humanos, quiera hacer acto de presencia, invadiendo nuestro espacio, de forma tal, que hasta podríamos minimizarnos y pensar que nada de lo logrado vale la pena.

Eso nos ha sucedido casi a todos, y no muchos tenemos la valentía de sacudirnos, desafiar a esa intrusa que nos quiere dañar el momento, mandarla al diablo y mostrarle que nuestra fe, está por encima de todos sus propósitos.

 Este enemigo silencioso tiene varios aliados, uno de ellos, es cuando empezamos a compararnos con los demás, otro, es la cama, debido a que en ocasiones, por alguna razón nos desvelamos, especialmente las personas que por naturaleza, duermen poco. Es precisamente cuando ésta aprovecha para adueñarse de nuestro ánimo, queriendo hacernos creer que no hemos logrado nada, tratando, por todos  los medios, de que nos sintamos frustrados.

Es precisamente en ese momento cuando debemos levantarnos, siempre con actitud desafiante, dispuestos a ganarle la batalla y decirle, en tono de burla: “si sabes contar, conmigo no cuentes”. Inmediatamente cambies el chip, verás cómo esa enemiga silenciosa se marchará derrotada, al ver que no tuvo armas suficientes para ganarte la batalla. Debemos luchar con todas las armas posibles para no dejarnos caer.

 

 

 


lunes, 7 de junio de 2021

¿LOS ESPEJOS MIENTEN?

 


Me sorprende que, quizás producto de los estragos que ha causado el COVID-19 en el mundo, haya habido un incremento en la obesidad, algo muy normal, pues tanto el encierro, como el miedo a ser contagiado, son factores determinantes en la ingesta desproporcionada de alimentos, especialmente si no se tiene una rutina de ejercicios y el firme propósito de lucir bien.

En ocasiones, veo personas a las que siempre saludaba, y al verlas, he tenido que disimular mi asombro, pues, algunas, han sufrido una transformación bastante negativa. Otras, parecerían no tener espejos en sus casas o que éste les miente, ya que, quizás por necesidad, se ven en la obligación de ponerse ropas que antes de la pandemia les ajustaban bien, pero ahora, parecería que “el muerto era más chiquito.”

No se trata de empezar a buscar excusas, el mejor parámetro para saber si estamos ganando peso, es la misma ropa. Si hoy no le ajusta la talla que hace un mes lo hacía, esto significa que ha llegado el momento de reconocer que es necesario observarnos y aceptar que debemos perder peso.

Seamos viejos o jóvenes, no debemos resignarnos a agrandar la ropa. De manera urgente, empecemos un plan de ejercicios, ya que, una vez ganadas una cantidad excesiva de libras, la situación puede ser catastrófica, pues, se puede poner en riesgo la salud.

Amémonos, esto significa cuidarse, tener bien claro que no podemos seguir comiendo todo lo que se nos antoja.

Ahora bien, en ocasiones, esto no podemos hacerlo sin ayuda profesional. Analice, si ve que no puede, busque la ayuda hoy mismo, que su cuerpo se lo agradecerá.


  ¿ANCIANA QUIÉN?   Hace unos días, pensando obtener una respuesta diferente, le pregunté a mi hija: ¿A partir de qué edad se considera ...