Es una autovaloración
exagerada de lo que somos. Como dicen en los barrios populares, quienes lo poseen,
más que algo positivo, es una maldición, pues se creen “la última Coca cola en
el desierto.”
Se podría considerar
como un disfraz que usan algunas personas para sentirse superiores, pero que en
lugar de impresionar a los demás, tiende a alejarlas, debido a que es sumamente
agotador tener que compartir con alguien que solo sabe hacer alardes de sus
glorias, ya que siempre viven haciendo ostentación de todos los dones que poseen,
mientras, de manera inconsciente, minimizan el éxito de los demás.
Lo más peligroso de estos
personajes, es que cuando alardean delante de personas con baja autoestima,
puede hacerles sentir que sus logros son insignificantes.
En otros tiempos, escuchaba
hablar sobre las personas fantoches, y al buscar el significado de ese término
tan usado, pienso que coincide perfectamente con el tema al cual nos referimos.
Debemos cuidarnos de
este tipo de personas, pues pueden malograr nuestra autoestima, pero al final
del camino, casi siempre, quienes necesitan ayuda, son ellos, pero es muy
difícil que lo reconozcan. Los quiero bien lejos de mi vida.
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