Existió una vez una mujer de mucho
hablar, de presencia estrepitosa, incapaz de interactuar, sólo hablaba y
hablaba sin parar, en fin su vida era un monólogo…
Tenía esposo e hijos, los cuales vivían
su vida como si ella no existiera, situación que la obligaba a ella a buscar
refugio emocional en otras personas que ella entendía podían acogerla, pero
ella era de tanto hablar, que realmente agotaba y algunas personas la evitaban...Me incluyo.
Nunca sintió que su esposo la amara
realmente, aunque siempre la llenaba de cosas materiales, sin consultarla,
siempre él decidía. Cualquier persona que viera a esta mujer viviendo en una mansión, ropa fina y viajes, juraría que
ella era feliz…Grave error la felicidad no tiene forma material.
Es así como esta mujer alcanzó a tener
todas los lujos que un ser humano puede desear, incluyendo un costoso vehículo
que nunca disfrutó porque no le gustaba manejar.
Ella actualmente descansa en un
féretro frio, producto de una muerte temprana, realmente la vida no le dio la
oportunidad de aprender a defender el
derecho que tiene todo ser humano a ser tomado en cuenta, a que entendiera que
de nada vale el dinero si no estamos conscientes del lugar que ocupamos en esta
tierra.
No tuvo tiempo de aprender que el ser
humano más dichoso no es aquel que tiene
muchos bienes, que ser feliz es tan
relativo, que puede ser posible que un ser humano tenga muchas carencias, pero
que espiritualmente esté tan realizado que lo material pase a un segundo plano...DESCANSE EN PAZ.
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