Se oye mucho hablar en estos días de
que ”los maestros” están en huelga, obviamente porque reclaman un salario justo…
Estoy de acuerdo con que el costo de
la vida ha subido de manera alarmante, no sé si en la misma proporción en que
ha disminuido la calidad de los educadores.
He llegado a la conclusión de que a
veces en los niveles básicos colocan a cualquier persona que esté sin trabajo a
dar clases, perdón, a mal educar a los pobres chicos que van a la escuela.
No encuentro una sola justificación
para que en esos niveles existan personas dando clases (el termino maestro es
algo fuera de lo común),con horrorosas faltas ortográficas.
No se imaginan lo duro que es cuando
un niño está en proceso de aprender a leer y su profesor(a) escribe una palabra
incorrectamente, lo difícil que es para los padres que tienen criterio,
corregir al niño sin desautorizar a los profesores.
En un postgrado que realicé, conocí a
una profesora que se ufanaba de que era excelente y un día por decir lagarto
dijo “lagartijaro.”
Hoy supe de una profesora que les
pidió a los estudiantes que investigaran sobre
las costumbres de Barahona y que llevaran algún plato típico de esa región, con la finalidad de compartir
en el curso.
Una de las niñas, en su casa no tenían
dinero y como en ese lugar se produce plátanos
en abundancia,a la chiquita se le cocurrió la idea de llevar dos,procediendo la madre a conseguirlo“fiao" en el colmado y la chica los llevó al curso, pienso que la idea fue excelente,talvez debió llevarlos hervidos, pero como quiera hizo lo que muchos no hacen...pensar!
Cuando la profesora vio esto la ridiculizó delante de todos sus compañeros y le
sirvió comida a todos, menos a la niña, suerte para esa profesora que no se
trataba de mi nieta.
Estoy de acuerdo con que se les aumente
el sueldo a las personas que dan clases, pero teniendo siempre presente que hay
que tener cuidado con llamarles a todos maestros, realmente los hay y tengan la
seguridad que un verdadero maestro, jamás haría cosas como las ya mencionadas,ojalá que llegue el día en que el aumento del sueldo y el aumento de la preparación académica fueran directamente proporcionales.
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