No soy mogigata, ni privo como decimos los
dominicanos en ``mosquita muerta``, simplemente
hay cosas que a otro seres humanos le fascinan, pero o me son
indiferentes, o me molestan.
Por
ejemplo, tiendo a aburrirme en los encuentros donde hay muchas personas; no me
gusta salir en grupos; no me gusta que me visite mucha gente al mismo tiempo, y
si es de sorpresa, ya se imaginan mi incomodidad interna, esto es posible que
se deba a que soy hija única.
No
me gustan los llamados ``cuentos colorados``, ni disfruto que me enseñen, o me
envíen videos (salvo raras excepciones) ni que me envíen mensajes largos, en
fracciones de segundos estoy aburrida.
No
me gusta que me sorprendan con mensajes que no sean de mi agrado. Una persona a quien aprecio
mucho, me envió tres videos por error, todos con una carga increíble de
morbosidad. Intentando borrarlos, sin querer se los envié a una persona, que gracias a Dios me conoce bien y sabe que ese no es mi
estilo. Hice las aclaraciones de lugar, pero
sentí mucha vergüenza.
Tan
pronto pude deshacerme del desagradable envío, procedí a comunicarle a la protagonista del mismo, que ese tipo de
videos no eran de mi agrado, que me caería muerta del corazón si uno de mis
nietos ve algo semejante. Ella se excusó explicándome que no eran para mí, que
la perdonara, que se confundió.
Moraleja…Leer
varias veces hasta estar seguro(a) de que enviamos el mensaje a la persona
indicada…Sin querer a ambas nos pasó igual.
Autora: Epifania de la Cruz
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