Me encanta
Facebook, es una herramienta maravillosa, generalmente la utilizo, pues admito
que me gusta subir fotos personales, ya que vivo muy agradecida por la forma
en que me siento, a pesar de la cantidad
de años que siento.
Me encanta
publicar artículos y mensajes que aporten de manera positiva a las personas que
me prestigian con su visita, pero,
últimamente he observado que hay personas que, quizás porque les sobra el
tiempo o porque no tienen muchas cosas que aportar, saturan a los que
usualmente chequean esta red, con fotos y comentarios que solo le satisfacen a
ellos, y que se convierten en una rutina sin ningún tipo de atractivo.
No veo nada
productivo en exponer a un niño subiendo fotos diariamente, hasta de momentos
que deben protegerse, por seguridad.
Me llama la
atención el tema de los padres con los niños, suben fotos y videos con todas
las monerías que ellos se encuentran excelentes, y este hábito se les convierte
en una adicción, que les hace pensar que, si un día no suben una foto, sin nada
de particular, una simple foto, el mundo va a desaparecer.
Es cierto que
para los padres, los niños más hermosos e inteligentes son los que la vida les
ha dado, pero eso no debería ser un pretexto para que, cada vez que entremos a
Facebook, tengamos que ver sesiones de fotos de niños, posando de manera
obligada, sin que las mismas aporten nada nuevo.
Ojalá que las
personas que acostumbran a eso, entendieran que esa práctica es sumamente
aburrida, y que sus aportes son mínimos.
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