CUANDO DICEN NO, ES NO
Es
un error muy grave que cometen algunas personas, ya que esta actitud le cierra
todas las posibilidades de cambio y crecimiento a quien se equivocó, y me
pregunto, si según los creyentes en la fe, Dios perdonó, quiénes somos nosotros
para no hacerlo.
Alguien
dijo que cuando señalamos a una persona con un dedo acusador, hay cuatro
apuntando hacia nosotros. Todos nos equivocamos, pero minimizamos nuestros
errores y sobredimensionamos los que cometen los demás.
No
siempre las personas a quienes juzgamos actúan con la intención de hacer daño,
y como el diablo es sucio, y no duerme porque no tiene pestañas, como dice una
amiga muy querida, no nos ponemos en el lugar del condenado, y nos convertimos
en jueces implacables. Nos creemos superdioses, sin preguntarnos si estamos tan
libres de pecado, que podemos tirar la primera piedra.
Creo
y amo a la gente, es una condición que está en mis genes, muchas veces he sido engañada,
pero nunca he dejado que esto me haga un ser humano resentido e incapaz de
cerrarme luego de haber dicho no. Esto se aplica a los hijos, amigos y personas
en sentido general, siempre debemos ponernos en el lugar del otro cuando nos
pide una oportunidad. Podemos tener poder, pero esto no nos hace dioses.
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