No muchas personas pensarán que es posible, otros opinarán de manera muy negativa, e inclusive, es casi seguro que hagan un gesto, como queriendo afirmar que estoy loca.
Realmente esto no me
preocupa, debido a que siempre he percibido que tener algo de locura,
simplifica muchas cosas.
De manera personal, en algunas ocasiones pienso que la felicidad per se no existe, pues si así fuera, tuviera forma física, quizás la vendieran, y quien tuviera más dinero, podría adquirirla, y sería más feliz, incluso el factor monetario, contribuiría a que hubiera una competencia eterna entre las clases privilegiadas.
Estoy convencida de que
existen momentos de felicidad, de los cuales muchas personas negativas ni se
dan cuenta, y los dejan pasan de largo, debido a que se acostumbran a
sobredimensionar únicamente los hechos negativos.
Aunque se oiga raro,
una de las cosas que puede contribuir con ese bienestar tan grande, que nos
provoca momentos de gran placer, es aprender el manejo de la palabra NO.
Parecería
contradictorio, pero en la medida en que un ser humano aprende a usar, de
manera tajante esta expresión, cuando alguna persona malintencionada intenta
inducirla a algo no deseado, y además, en la mayor parte de su diario vivir,
logra disminuir el uso de ese monosílabo, sentirá cómo frecuentemente se verá
invadido de una sensación tan gratificante, que le puede acercar a lo que
llamamos felicidad. Contradictorio, pero real.
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