No voy a referirme a
nada relacionado con el color de la piel, ni mucho menos a una de las partes
del huevo.
El tema a tratar, es
esa capacidad tan especial, que es característica de las personas
transparentes, la cual se manifiesta porque son capaces de preferir la muerte antes
de verse envuelto en el mundo de la mentira.
Siempre recuerdo que mi
difunta madre decía lo siguiente: “Donde se mató el puerco, ahí mismo
se desuella”, queriendo decir con esto, que justo en el momento oportuno,
debían quedar aclaradas las cosas.
Nunca la oí decir
mentiras, aunque es casi normal, en los seres humanos, en algún momento de su
existencia verse obligado a disfrazar alguna verdad, lo que en el fondo es
igual a mentir, sea en menor o mayor grado.
Quizás por la forma en
que esa súper mujer me crio, me encanta decir las cosas tal y como son, sin
adornos, claro que con el paso de los años, he aprendido a dosificar, debido a que
no todos los momentos son propicios para desnudar la verdad, siempre es bueno
buscar la ocasión oportuna.
Finalmente, verse involucrado
en la mentira, por tener miedo a hablar claro, es una especie de sentencia de
muerte, pues cuando se comprueba que hemos mentido, jamás vuelven a confiar en
nosotros. La verdad es una sola y no se olvida.
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