
Las odio por encima de todas las cosas, no importa lo pequeña que sean, tan pronto descubro que alguien me ha dicho alguna, inmediatamente me pongo a la defensiva y no le creo jamás en la vida.
Lo más triste del caso es que a muchos seres humanos nos resulta más fácil decirlas, que enfrentar las situaciones con la verdad, pues para decir esta ultima hay que ser a veces muy valiente.
Todas las personas amigas saben que digo que la verdad es más cómoda, porque es una sola y no se olvida, la mentira en cambio tiene muchas versiones y hay que tener una inteligencia superior para siempre recordar lo que dijiste.
Una vez tuve un vecino al cual tuve mucha admiración y respeto, y para mí él siempre decía la verdad, oigan a continuación, la historia que me conto:
¨Una vez yo vivía al lado de una vecina que tenía dos hijos, uno era de ella y su esposo y el otro lo estaba criando, pues era de la primera relación de su pareja.
Ella consentía al de ella y al otro lo maltrataba mucho y le decía muchas maldiciones….eso ocurrió en este país en el año 1965, cuando la revolución del 24 de abril.
En plena guerra se oían tiros y morteros y el niño que no era su hijo, salió a ver qué era lo que sonaba, la mujer le dijo: ¡Ojala te maten!
Luego de un estruendo, según mi vecino,él presenció cuando el niño con el corazón en la mano, le dijo a la madrastra: ¡toma mami, me mataron!
Habladorazo……… ¿Ustedes se imaginan que un ser humano sin el corazón pueda hablar y caminar?.....jamás creí nada que mi desaparecido vecino me dijera una mentira semejante, en ese momento pensé que cuando se muriera, iba a ser necesario dos ataudes:uno para el cuerpo y otro para la lengua.
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