viernes, 26 de junio de 2015

MUCHAS PERSONAS…



Todos los seres humanos somos diferentes, y en este mundo hay de todo, ojalá que las personas buenas fueran la mayoría, eso sería lo ideal.

Siempre he pensado que hay un porcentaje alto de personas sádicas que se alegran cuando a las otras le suceden cosas malas, e inclusive son capaces de hacer un teatro fingiendo pena, pero en el fondo están felices.

Lo ideal sería identificarlas, ponerlas en oración primero para que Dios les ablande el corazón, y luego batallar para que su forma de actuar no nos saque de circulación, ya que son tan malignas que pueden lograrlo hasta con una simple mueca.

Cuando en algunos ocasiones podemos identificarlas, como me ha sucedido, es recomendable no mostrarles nuestro malestar por grande que sea, y hacerles sentir que somos como las serpientes que si nos cortan la cabeza tienen que desintegrarla, nunca debemos mostrar nuestro lado débil ante ellas.

Si esas personas crean que nos van a hacer bajar la cabeza, debemos alzarla como si fuéramos reyes exhibiendo su corona, debemos confundirlas de modo tal, que les mostremos una sonrisa de oreja a oreja. cuando crean que van a ayudarnos a secar nuestras lágrimas, nunca reaccionemos como ellas esperan.

Nunca debemos permitir que se adentren en nuestra vida íntima, ya que de este modo estaríamos regalándole poder, la mejor forma de destruirlas es confundiéndolas, vendiéndoles la idea de que todo está bien y que estamos esperando ponernos mejor, que casi estamos llegando a la perfección, eso los debilita debido a que se sienten frustrados...Ojo con esas alimañas.



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