Es costumbre, cuando inicia un nuevo año, llenar nuestra agenda de vida
de una cantidad infinita de propósitos,
los cuales a lo largo del camino, se cumplen o no, según el tipo de persona que
haga las promesas, tomando en cuenta las
cosas que se presentan de improviso.
De manera personal, antes los escribía, luego me agoté y decidí que los
voy a ir trabajando uno a uno, y en la medida en que sienta que estoy
logrando el cambio, pasaré a otro. No pienso luchar para conseguir varios cambios al mismo tiempo.
Debo poner en uno de los primeros lugares, aprender a entender que el
hecho de que yo sea transparente, no quiere decir que los demás tienen que
actuar de igual forma, mis sentimientos en torno al tema, muchas veces se
contradicen con lo que aprendí con
relación a lo que son las diferencias individuales.
Durante mucho tiempo me ha afectado, cuando quiero mucho a alguien,
entendiendo que la confianza es mutua, que si esa persona mantiene como un
secreto algo a lo cual yo entiendo que tengo un derecho adquirido, por ejemplo,
estamos hablando muy a menudo y de
repente, soy sorprendida en el último momento informándome que va de viaje
fuera del país, cuando todo el proceso lo mantuvo oculto como si pensara que de
yo saberlo, se le caería al suelo su proyecto, pero debo respetar la creencia
de cada cual, la que debo hacer el cambio soy yo.
No voy a aplicar lo de ojo por
ojo y diente, ante los atentados que hacen algunas amistades en contra de la
transparencia, mi propósito es observar y valorar el nivel de sinceridad, ya
que esta es vital para cualquier tipo de relación, pero mi primera medida será,
cerrar el capítulo comunicándole a la persona adecuada, mi sentir en torno a su
actitud…Transparencia y sinceridad, son directamente proporcionales.
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