La primera
vez que vino Ricardo Arjona al país fue
para mí sumamente emocionante, recuerdo que busqué ese dinerito como ustedes no se imaginan para
que fuéramos a verlo mi esposo y yo, fue así porque realmente la que me estaba
volviendo loca por ir era yo.
Llegado el día
nos presentamos bien glamorosos, yo llevaba puesto un vestido que abajo Tenia la forma de un pantalón, o al revés un
pantalón enterizo que parecía un vestido, justo encima de la rodilla, de tal
manera que al sentarme con las piernas cruzadas se me veía parte de los muslos.
Ya sentados en nuestros asientos vino una mujer
y se sentó a mi izquierda , de modo que
yo estaba sentada entre mi marido y ella.
Desde que se sentó
empezó a buscar conversación conmigo, me pidió una servilleta y se la di, me
hizo otras preguntas que ahora no recuerdo, mientras mi marido me tocaba con
el codo, pues ya se estaba sintiendo
incómodo.
La mujer seguía
con la misma insistencia y mentalmente me puse en oración porque pensé
que cuando el espectáculo comenzara, si ella seguía hablándome iba a tener que
pedirle que se callara y temía un problema debido a que empezaba a sentirme
acosada.
Dios que nunca me
falla escuchó mi oración y vino una acomodadora con una persona a quien le correspondía el asiento donde ella
estaba sentada pues la señora estaba sentada en la butaca equivocada, en mis
adentros dije: gracias papa Dios.
Ella ofreció resistencia insistiendo en que ese era su asiento, aunque
la boleta decía lo contrario, cuando no le quedó más remedio, de una manera tan
rápida que ni siquiera me dio tiempo a reaccionar me paso una mano por una
rodilla y me dijo: “La verdad es que tu eres una negra graciosa”…permanecí unos
segundos perpleja ante el ataque rápido de esta mujer, pero dando gracias a
dios por el feliz desenlace de esta incómoda
situación.
1 comentario:
jajajajajaja, Que momento más inusual, pero realmente se dá!!
Bendiciones y sigo como el primer día disfrutando de sus enseñanzas y vivencias.
Un Abrazo,
Saray Acosta
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