No resulta fácil para un profesional de la conducta manejarse con las amistades, en ocasiones, es casi imposible separar ambas cosas,he intentado hacerlo, pero muchas veces nos agotamos en el proceso.
Hasta el cansancio se les explica, especialmente a las amigas, que por ética profesional, no podemos ser su terapeuta, ya que esto daría un resultado viciado.Pero resulta, que ejerciendo el derecho que le concede la amistad,luego de hacerles ese razonamiento, es cuando realmente empieza el viacrucis: aprovechando su condición de amigas nos bombardean con sus problemas, en cualquier escenario, a cualquier hora, y en el fondo, lo que buscan es la respuesta psicológica.
En los últimos días me he visto entre la espada y la pared, mi espacio personal y laboral se ha visto reducido al máximo,me he puesto de mal humor; siento que emocionalmente me están sacando el jugo, como si yo fuera una naranja.
Como a todo le busco solución, empecé, a partir de hoy, a trabajar para hacer los cambios necesarios para seguir manteniendo mi luz, antes de que la vela se apague.
Finalmente, si a las personas exprimidoras les interesa mantenerse a mi lado, también harán los cambios necesarios...O soy amiga o soy psicóloga.
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