Recientemente llegó a mis manos una fábula
sumamente interesante, en la misma se hace referencia a la manera incansable en que los seres humanos buscamos
la felicidad.
Algunos la buscan en las cosas
materiales, otros se pierden en el camino y piensan que la encontrarán refugiándose
en los vicios y en el sexo desenfrenado.
En algunas ocasiones me he
sorprendido a mí misma, afirmando que la felicidad no existe, que si así fuera,
tuviera forma física y pudiera ser adquirida por cualquier persona que
dispusiera de los recursos necesarios para comprarla.
Luego me digo: ¡Mentiras Epifania, tú
sí que sabes en cuál rinconcito está ella, por eso disfrutas todo lo positivo
que tiene cada día, por eso muchas personas quieren compartir contigo tus
momentos de locuras!
Luego de leer el mensaje de esa
fábula entendí, que solo los seres humanos que han descubierto el tesoro que poseen en su interior, son
capaces de sonreírle a la vida, aún en medio de las vicisitudes, no permiten
que su niño interior, crezca y se ponga viejo, disfrutan la alegría de vivir.
Ojalá que todos pudiéramos mirarnos
hacia adentro, es muy seguro que dejaríamos de postergar algunas cosas, pensando
que eso nos va a hacer felices. Es muy posible que cifremos nuestra dicha en
tratar de lograr cosas que son imposibles… Investiguemos si hay alguna lupa que
nos permita vernos hacia dentro y podamos descubrir el tamaño de la felicidad
que escondemos, saquémosla a flote y disfrutaremos el hoy y el ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario