Como seres
humanos llenos de virtudes y defectos, solemos desesperarnos ante el primer
tropiezo que tenemos en el camino, empezamos a cuestionar a Dios, ya que
entendemos que es el culpable de lo que nos sucede, y sin darnos cuenta, le
estamos dado la razón al diablo.
Si
somos personas con buena actitud y con mucha fe, podremos darnos cuenta de que
recibimos tanta presión, porque no entendemos que Dios siempre tiene un plan
para nosotros, que él no improvisa, que todo está calculado en su tiempo, y que
como dice una canción de mi admirado Marcos Yaroide: “Mi trabajo es creer, y aferrarme a la fe, el
trabajo de Dios es hacerlo, él sabrá
disponer los tiempos.”
Luego
de superadas algunas pruebas y salir vencedores, al final asimilaremos que lo
que no nos destruye, nos fortalece, es entonces cuando renacemos como el ave Fénix, y seguimos buscando la dirección
del sol, como hacen los girasoles.
Autora: Epifania de la Cruz.
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