Todo el que me conoce, sabe mi fascinación por Chayanne, la penúltima
vez que vino al país, Nilda, mi querida sobrina, cómplice de algunas de mis
locuras, a pesar de la gran diferencia de edad que existe entre nosotras,
hicimos todos los sacrificios para ir a verlo.
Ella parecía una loca eufórica, yo no podía creer lo que estábamos
viendo, por momentos creí que lo estaba soñando, esta sensación se mantuvo
durante muchos días
.
Cuando el concierto terminó, ya de regreso, parecíamos dos adolescentes,
y nos prometimos que ambas, a partir de ese momento, compraríamos una alcancía,
la cual se llamará como él, y empezaríamos desde ya a ahorrar para que cuando
el volviera, pudiéramos comprar entradas más caras, de modo que pudiéramos
verlo de cerca.
Ese era nuestro plan, pero no el de papá Dios. No sé qué pasó con la
alcancía de ella, la mía, está llena hasta el tope, pero situaciones difíciles que escaparon a nuestro control,
impidieron que pudiéramos ir a tan planificado y ansiado concierto... “El
hombre propone, y Dios dispone.”
Autora:Epifania de la Cruz
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