
Cada vez que oigo a las personas que tienden a quejarse mucho, afirmando
que los tiempos pasados fueron mejores, en mis adentros, siempre que pienso en algunos episodios vividos en mi infancia, y prefiero quedarme con este tiempo.
Me gusta el aquí y el ahora, ya que cada vez que
la máquina mental de mi cerebro realiza
una cuenta regresiva, de manera automática, vienen a mi mente todas las
estrecheces del ayer.
En cuanto al futuro, es tan difícil de predecir que prefiero romper
brazos ahora, y tener la disposición de enfrentar lo que venga.
Esta siempre ha sido mi posición, y en estos días de encierro, estoy
leyendo por segunda vez el libro ´´La suma de los días´´, de Isabel Allende, y
me encontré el siguiente párrafo:
´´El tío Ramón me enseñó que hay que tener memoria selectiva para
recordar solo lo bueno, prudencia lógica para no arruinar el presente, y
optimismo desafiante para encarar el futuro, además espíritu de servicio, y
también me enseñó a no quejarse, porque esto estropea la salud´´.
Con esa filosofía de vida, se mantiene una actitud tan positiva, que nos
inspira a ser felices en el presente, sin vivir obsesionado con el pasado y sin
temer al futuro.
22-4-2020
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