Hace
un tiempo le oí decir a alguien que la mentira tiene patas cortas, y cuando
menos lo esperamos, cojea. Pero de lo que sí estoy plenamente convencida, es que
es muy difícil de sostener, y ella misma se encarga de descubrirnos, pues sin
darnos cuenta, entramos en contradicciones.
De
manera personal, menosprecio a las personas que tienen la mentira como su carta
de presentación y tan pronto descubro que alguien es así, adopto una actitud de
niño, porque no le creo jamás.
En
días pasados una persona me estaba realizando un trabajo en la casa. En varias ocasiones,
cuando yo lo llamaba, sin darse cuenta, me dio varias excusas diferentes para
la misma situación.
Luego
ese mismo joven, en mi presencia, un cliente lo llamó, y él le dijo que estaba
acabando de levantarse porque estaba durmiendo, estando al lado mío.
Una
de las cosas más preocupantes, es que las personas se acostumbran a decirlas
con naturalidad, ya que, de tanto repetirlas, llegan a creérselas.
Otro
caso, fue el de una persona que trabajaba en una farmacia, y cuando se le pedía
algo que no tenía, decía que ese medicamento no estaba disponible porque se
había vencido y no había en existencia. Un día hice la prueba, llamé a varias
farmacias y resultó ser mentira.
Me
pregunto: ¿Se gana algo mintiendo?
No hay comentarios:
Publicar un comentario