Durante una época en mi vida, todos los días sacaba tiempo para ver los
dibujos animados. Me encantaba Bugs Bunny, Pedro Picapiedras, el Pato Donald,
La Pantera Rosa, Tom y Jerry, El lagarto
Juancho, Don Gato y su pandilla, etc., pero en particular, había uno que se
ganaba uno de los primeros lugares en mi preferencia: El Oso Yogui.
Hay un episodio para mi inolvidable, y fue aquel donde él empezó a detestar
el Parque Nacional Yellowstone, lugar donde vivía con todas las comodidades de
un rey. A partir de ahí, el único propósito en su vida era salir de ahí, en el
menor tiempo posible.
Para lograr su objetivo, empezó a desarrollar todas las estrategias con las
cuales entendía podía abandonar el parque, sitio que para él era nefasto. Todas
las técnicas empleadas por él no eran suficientes, hasta inventó lanzarse en un
cohete que lo condujera al exterior.
Después de tantos esfuerzos, por fin, logró salir triunfante, pero para su
sorpresa, precisamente ese día, empezaba la temporada de caza en el bosque. Entonces,
con gran desesperación, Yogui intentaba retornar al parque de donde había
salido.
Conozco una persona a quien, en lo laboral, le sucedió algo parecido: Hizo
grandes sacrificios para introducir sus papeles con la intención de obtener su
pensión, pero luego, cuando por causa del COVID 19, lo enviaron a su casa, a
cada momento llamaba para preguntar cuándo podía reintegrarse, ya que no
soportaba el encierro del hogar.
La vida nos enseña que, en ocasiones, estamos inconformes con lo que tenemos, luchamos por el cambio y al final, terminamos deseando lo que teníamos, llegando a la conclusión de que, en ocasiones, cualquier tiempo pasado fue mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario