
Hace unos días celebramos el cumpleaños número no me acuerdo de mi suegra, para estos fines nos reunimos en la casa de una hija de ella a compartir.
Estaban presentes algunos hijos, nietos, biznietos y hasta tataranietos…
Todos teníamos diferentes creencias religiosas, algunos católicos y otros, evangélicos excesivamente fanáticos.
Como decimos los dominicanos: ¨nunca falta un pelo en un sancocho¨…
Al caer la tarde, cuando algunos empezaban a retirarse, una nieta evangélica tomo la palabra, todo parecía indicar que se iba a despedir, pero no, no fue así, empezó a predicar frenéticamente, empezando luego a referirse a las personas que en ese momento debieron estar presentes y por alguna razón no lo estuvieron (la señora tiene una hija muerta y otra fuera del país), imagínense ustedes...
Como era de esperarse esto caló hondo en el corazón sensible de mi suegra, quien además es diabética, logrando con esto que ella empezara a llorar desconsoladamente…!CONTINUARA!
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