Es el título de un artículo escrito
por un colega dominicano, llamado Ricardo Pichardo, me encantan sus escritos, y
siempre le doy seguimiento.
Ahí explicaba como desde pequeños nos enseñan que el afecto
debe ser condicionado, es así como nos decían que si nos portábamos bien, papá
Dios, nos iba a querer, los reyes nos dejarían, iríamos de vacaciones, etc.
Afirma que ya de adultos entendemos que debemos ganarnos el cariño y
nos olvidamos que merecemos ser queridos.
En lo que más coincidimos ambos es en
cómo estos aprendizajes afectan la autoestima, cómo a veces creemos que los
atributos que tenemos no lo merecemos, y por eso vemos personas, a las cuales
elogiamos porque las encontramos bellas, y frente a cualquier piropo, responden
inseguras, de la siguiente manera:
-Tú crees?
-Eso es que me quieres
-Me estás viendo con los ojos del
alma
A partir de hoy cuando alguien nos
diga que nos vemos bien, por favor no
utilicemos ninguna de las expresiones ya detalladas, simplemente debemos
agradecer, dar las gracias, y si en algunos casos, se identifican conmigo, sin
ninguna modestia digan: ¡Gracias, yo lo sé!.
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