Siempre he oído decir que ´´la oveja
mansa se mama su teta y la ajena´´, son increíbles las cosas que se
consiguen en la vida actuando con dulzura y humildad, aunque a veces el día a día nos enseña que en algunas ocasiones tenemos que quitarnos la
ropa de personas finas y adoptar posturas fuertes, pero generalmente la
suavidad es seductora.
En algunas ocasiones he mencionado a
una facilitadora que tuve en mi maestría llamada Rosa paliza, se podía decir
que al momento de dar la clase se metía en un personaje capaz de las
cosas más insólitas para mostrarnos lo
grande que era.
En nuestro curso había un compañero llamado Loweski con una contextura
física que sólo podía compararse con algunas que exhiben los fisiculturistas.
Un día ella lo invitó a él ´´echar un
pulso´´ entendiéndose que ella tenía una fuerza superior a la de él para
ganarle la competencia. Todos la miramos y nos reímos a carcajadas y ella con
toda la seguridad le dijo que viniera, que estaba segura que le iba a ganar.
Ambos se sentaron en la mesa subieron
el brazo con la intención de ver cual tumbaba el del otro, para nuestra
sorpresa en fracciones de segundo ella le tumbó el musculoso brazo.
Todos asombrados comenzamos a
preguntarle cómo lo hizo y ella muerta de la risa dijo: ´´El venía con mucha
fuerza, en actitud de tumbarme, pero yo empecé
la competencia con mi brazo suave
y relajado, él cedió a mi suavidad y flojó su brazo, momento que yo aproveché
para ganarle la apuesta´´…Quién pudo más, la fuerza o la suavidad?
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