No soy dada a escribir temas trágicos ya que generalmente me inclino a lo positivo, pero no siempre puede ser así.
El tema obligado y que nos ha afectado a todos en este país, es la tragedia en la cual cuatro parejas más otra persona que comandaba una yola, permitieron que el diablo hiciera su trabajo y sin medir las consecuencias, probablemente sin tomar las medidas de seguridad necesarias, se aventuraron a una peligrosa travesía que según ellos los llevaría al parque nacional Los Haitises, pero el destino fue diferente, llevó al cementerio a siete de ellos.
Muchas veces cuando la gente joven está compartiendo en grupos se generan ideas arriesgadas que les impiden medir el peligro, esto generalmente es típico de los adolescentes, pero en este caso lamentablemente todos tenían edades en las cuales se supone que se meditan mejor las cosas, pero el espíritu aventurero y la presión del grupo pesan más que la razón en algunas ocasiones.
Me partió el corazón cuando vi un mensaje hoy en facebook donde la Dirección General de Impuestos Internos lamentaba la pérdida de tres de sus empleados en este naufragio y ojalá que los dos sobrevivientes reciban primero la ayuda de Dios y luego de vivir su duelo, la ayuda profesional adecuada.
Lo sucedido es irreversible, pero si puede ser una llamado a las personas jóvenes a no permitir que el espíritu de aventura le lleve a actuar de manera imprudente…Paz a sus restos
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