Mi querida madre siempre me decía que una mala res echaba a perder un
ganado.
Hacía grandes esfuerzos por depurar a las personas con quienes yo me
juntaba.
Cuando chiquita, yo era una especie de líder, y siempre había muchas
niñas detrás de mí, dispuestas a hacer lo que yo dijera.
Todo estaba muy bonito, hasta que mi madre llegaba y les preguntaba a
todas si no tenían oficios que hacer? Y acto
seguido, las mandaba para sus casas, mientras yo quería morir de vergüenza.
Ella decía que quien no estudiaba
jamás entendía al que lo hacía, y cuánta razón tenía, pues, a veces, una
persona puede pasar largas horas estudiando o trabajando delante de un computador, y algunos podrían pensar que
es una persona vaga.
No se puede negar que las personas que nos acompañan logran cambios en
nuestras vidas, unas veces positivos, otras no, pero muchas veces, nos
sorprendemos haciendo cosas que no hacíamos, por la simple razón de que otro actúa
así… Ojalá que todas las personas con las cuales interactuamos, marquen
nuestras vida, pero de manera positiva.
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