Debido a
algunas situaciones, mi marido y yo nos hemos visto precisados a hacer cambios
en nuestra rutina de caminata diaria.
En algunas
ocasiones la hago sola, como es bien temprano en la mañana, me tracé una ruta,
en la cual me siento segura para hacer mis ejercicios, siempre y cuando mi
pierna izquierda esté de acuerdo.
Mientras lo hacía,
hoy en la mañana, me vino a la memoria ese merengue de nuestro Johnny Ventura,
que dice ´´Tan buen piquero como era yo, y ahora no puedo subir la voz´´.
Inmediatamente
relacioné esto con nosotros…
Hace unos
años, le dábamos tres vueltas al cementerio de la Avenida Máximo Gómez. En
ocasión de aquella famosa marcha, ´´Caminantes por la Vida´´, la hicimos y nos
quedamos igualitos, luego aparecieron algunos problemas que se adueñaron de
nuestros huesos y fuimos reduciendo a dos vueltas, ahora la hemos reducido a
una, siempre y cuando nuestros huesos den permiso.
Como la idea
no es deprimirse, pienso que aún somos buenos piqueros, no subiremos la voz
como dice el merengue, pero la subimos, que es lo importante, y sobre todo en
esta etapa de la vida. Para sobrevivir es necesario cierta dosis de locura y
conformismo: si no se puede correr, se
camina; si no es posible mucho, cogemos lo poquito, pero no nos damos por
vencidos.
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