La afirmación es válida y aplicable,
ciento por ciento, a personas con espíritu bohemio, que disfrutan a plenitud el
volverse locas cuando van a alguna actividad artística, de esas que revolotean
las emociones.
En mi caso, si se trata de ir a ver
una película y salgo muy emocionada debido a que, a mi juicio, es excelente,
caigo en un estado de shock; empiezo a ser víctima de una fijación mental y
tengo que volver a verla, un ejemplo de esto es ´´Living Las Vegas.´´
Cuando se trata de shows artísticos
el asunto toma matices dramáticos, una vez salgo del espectáculo, empiezo a escuchar
y tararear las canciones durante muchos días. Este efecto solo se me pasa
cuando viene otro de mis favoritos.
Cuando fui al primer concierto de
Marcos Yaroide, lo escuchaba tantas veces, que un día mi marido me dijo que yo
lo estaba abusando psicológicamente, igual me ha pasado en diferentes
escenarios.
Pero cuando he durado más tiempo reflejando
los efectos de esta situación, fue cuando asistí a un concierto de Chayanne. Durante
meses estuve viendo el video´´ Bailando dos corazones´´, mínimo dos veces al
día.
Actualmente, después de ver el
concierto de Frank Ceara, las emociones artísticas de conciertos pasados han
perdido vigencia y ahora, las canciones de Frank están ocupando extensos minutos
de mi diario vivir.
Si aplico esto a los refranes podría
afirmar, que en mi caso, “un clavo sí saca otro clavo”.
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