D. era una
joven negra que afirmaba ser cristiana, de extrema dulzura, La paz que
inspiraba impedía que cualquier ser humano que la conociera creyera que fuera capaz del hecho
horrendo que cometió y por el cual estaba sentenciada a treinta años de
prisión.
Tenía dos
hijos, los cuales estaban bajo el cuidado de los familiares del esposo. Contó
que trabajaba como doméstica en una casa
de familia, a los pocos meses descubrió que estaba embarazada, decidiendo
ocultar su estado ya que según ella, siempre oía a la patrona decir que si las
empleadas de ella se embarazaban inmediatamente las cancelaba y ella tenía
miedo de quedarse sin trabajo.
Contó que
ocultó su embarazo hasta el final, Cuando llegó la hora de parir, ella estaba
sola, narró que fue al baño y la criatura se le salió, afirmó que no se dio
cuenta cómo pasó, pero se contradijo al
responder cuando le pregunté cómo se hizo con el cordón umbilical y me dijo que ella tenía una tijera en las
manos…?????????????????????.
Siguió
narrando que tenía mucho miedo, pues el sangrado era abundante. Casi
arrastrándose buscó una funda plástica, introdujo al bebé y lo dejó en un solar
que había al lado de la casa, según ella no recordaba si ese momento la
criatura estaba viva o no.
No tenía
fuerzas para limpiar toda la sangre y se encerró en la habitación, en eso llegó
la señora, le tocó puerta y como ella no respondía, entró y al encontrar el
dramático escenario, procedió a llamar a la policía.
Nunca, a
pesar de todos los intentos terapéuticos, pude lograr llevarla a un estado de
sensibilización que mostrara arrepentimiento, decía que actuó inducida por el
demonio, obviamente que necesitaba ayuda psiquiátrica y esto era imposible en
el penal.
La vida tiene muchas paradojas porque esta joven formaba parte de un equipo que predicaba la palabra de Dios dentro de la prisión.
Nunca perdió
su calma y ternura y recuerdo lo mucho que trabajó en el penal haciendo oficios
a algunas reclusas de mayor nivel económico, para cuando llegara el mes de
diciembre entregarme un dinero que
me dio para que le comprara ropas a los
dos hijos, misión que cumplí y se la envié
al padre a su lugar de trabajo.
Esperaba
pacientemente que le fuera reducida la condena, siempre me esperaba con una
sonrisa y algún detalle.Luego de finalizada la pasantía durante muchos lunes recibí esa llamada cariñosa y esa voz que me decía lo mucho que me quería...
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