domingo, 5 de enero de 2014

CASO 2 DE LA CARCEL NAJAYO MUJERES


D. era una joven negra que afirmaba ser cristiana, de extrema dulzura, La paz que inspiraba impedía que cualquier ser humano que la  conociera creyera que fuera capaz del hecho horrendo que cometió y por el cual estaba sentenciada a treinta años de prisión.

Tenía dos hijos, los cuales estaban bajo el cuidado de los familiares del esposo. Contó que trabajaba como doméstica en una  casa de familia, a los pocos meses descubrió que estaba embarazada, decidiendo ocultar su estado ya que según ella, siempre oía a la patrona decir que si las empleadas de ella se embarazaban inmediatamente las cancelaba y ella tenía miedo de quedarse sin trabajo.

Contó que ocultó su embarazo hasta el final, Cuando llegó la hora de parir, ella estaba sola, narró que fue al baño y la criatura se le salió, afirmó que no se dio cuenta cómo pasó, pero se contradijo al  responder cuando le pregunté cómo se hizo con el cordón umbilical  y me dijo que ella tenía una tijera en las manos…?????????????????????.

Siguió narrando que tenía mucho miedo, pues el sangrado era abundante. Casi arrastrándose buscó una funda plástica, introdujo al bebé y lo dejó en un solar que había al lado de la casa, según ella no recordaba si ese momento la criatura   estaba viva o no.

No tenía fuerzas para limpiar toda la sangre y se encerró en la habitación, en eso llegó la señora, le tocó puerta y como ella no respondía, entró y al encontrar el dramático escenario, procedió a llamar a la policía.

Nunca, a pesar de todos los intentos terapéuticos, pude lograr llevarla a un estado de sensibilización que mostrara arrepentimiento, decía que actuó inducida por el demonio, obviamente que necesitaba ayuda psiquiátrica y esto era imposible en el penal.
La vida tiene muchas paradojas porque esta joven formaba parte de un equipo que predicaba la palabra de Dios dentro de la prisión.

Nunca perdió su calma y ternura y recuerdo lo mucho que trabajó en el penal haciendo oficios a algunas reclusas de mayor nivel económico, para cuando llegara el mes de diciembre  entregarme un dinero que me  dio para que le comprara ropas a los dos hijos, misión que cumplí y se la  envié al padre a su lugar de trabajo.

Esperaba pacientemente que le fuera reducida la condena, siempre me esperaba con una sonrisa y algún detalle.Luego de finalizada la pasantía durante muchos lunes recibí esa llamada cariñosa y esa voz que me decía lo mucho que me quería...

                                                                                                                    

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