Hace unos días a la salida del trabajo,
un compañero nos encaminó hasta una
estación del metro,a dos chicas y a
mi, todas trabajamos en la misma institución.
Aunque íbamos hacia lugares
diferentes, les dije que yo iba a llegar a una tienda cercana a comprar algunos
adornos que necesitaba en mi casa luego de quitar los de navidad...
Ellas se animaron y siguieron
conmigo...Cuando ibamos a doblar camino al establecimiento, un chico en un motor
que se dirigía en la misma dirección, con voz muy suave dijo:
-Entregenme las tres carteras...
Miré hacia atrás y pude darme cuenta
de que él estaba bromeando y tenía una amplia sonrisa, pero las chicas se asustaron
tanto que una de ellas perdió totalmente el control, estaba tan pálida que parecía a punto de desmayarse.
Es posible que yo no me asustara
talvez por mi condición de psicológa,
por mi edad y experiencia o quizas por la dulzura con la que el joven habló,
pero realmente ni me inmuté.
Luego de calmar a las chicas entendí
sobremanera su reacción, ya que con tanta delincuencia que hay en este país
cualquiera se deja apresar del panico...Gracias a Dios era un juego!.
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