En recomendable ser sumamente
cuidadosos cuando deseamos completar una meta, debemos imaginarnos que cuando
subimos una escalera, nunca saltamos del primer al último peldaño, lo hacemos
escalón por escalón, y quizás si la persona tiene las piernas muy largas, pueda
subirlos de dos en dos.
Esta reflexión viene a propósito de una amiga que tenía un salón de
belleza, y aunque su especialidad era la estética, como era en un barrio muy
pequeño y pobre, hacía todo los trabajos relacionados con el área.
Se le presentó la oportunidad de
conseguir otra casa, en el frente mejor que en la que vivía, pero empezó a ponerle todos los defectos.
Más adelante entendió que apareció
la oportunidad del siglo, una hermana que también tenía un salón gigantesco, en
otro barrio, cerca, pero la zona era mejor, y esta le propuso arrendárselo.
En ese momento solo pensó en el cambio, sin tomar en cuenta que a su vez
asumía todas las deudas que arrastraba la administración anterior.
¿Resultado?...Bancarrota total, sus clientes se negaban a desplazarse al
nuevo local y los que dejó la hermana no se adaptaron al trabajo que ella
hacía.
Mi amiga terminó trabajando como empleada en otro salón, finalmente quedó sin trabajo, es una experta en la estética, pero por los
barrios marginados, eso no renta.
Ella trató de saltar del primer al último peldaño.
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