Me levanto todos los días a coger tremenda pela para poder coger agua, en el vecindario donde vivimos, pagamos todos los servicios, le llega agua a los que no pagan y nosotros tenemos que cogerla donde la vecina, hasta que la persona que tiene que ver con esto en el acueducto, le de la gana de abrir la tubería con presión, de tal modo que nos llegue a todos por igual.
El recibo de la luz llega casi más alto que lo que cobra un servicio doméstico para trabajarle a una persona de nuestro nivel económico, y ni hablar del pago de los teléfonos, es más que el salario mínimo de cualquier dominicano
Son tan deprimente las situaciones por las cuales atravesamos, que a veces nos sentimos tan acorralados, tan indefensos, que empezamos a justificar por qué algunos compatriotas aprovechan la primera oportunidad para irse a lavar inodoros con todo lo que tienen adentro, a otras playas extranjeras.
Lo peor del caso es que nunca he pensado en abandonar mi país, de aquí independientemente de todo lo que he contado, me encanta lo alegre y espontáneo que somos,la forma en que nos contorneamos al ritmo de una tambora, la cerveza que nos bebemos comi si fuera agua, cómo de nuestras situaciones más tristes, podemos sacar los cuentos mas jocosos, pero sobre todo me encanta ese plato que aquí le llamamos la bandera: arroz, habichuela y carne, sobre todo si puedo disfrutar del llamado concón(parte de abajo del arroz que se pega al caldero, se raspa y se puede comer con habichuelas por encima y con salsita de carne),Lo admito, soy masoquista, si me sacan de este país… sencillamente me muero.
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