miércoles, 12 de mayo de 2010

UF... ¡QUE CALENTON!



El sábado pasado, creyendo yo que me la estaba comiendo, que descubría a América y sus alrededores, me dispuse a cambiar de lugar unos folders de mi marido, los mismos contenían algunos trabajos de la universidad en la cual él imparte docencia.

Estos están ubicados en un estante que hay en el pasillo de la casa, simplemente los pasé de un tramo a otro, jamás pensé que esto significara para él un calvario y para mí la crucifixión.

Parece que es cierto lo que dice una amiga mía, que el diablo no duerme porque no tiene pestañas,cuando este hombre se percató del traslado, cosa que a él le irrita sobremanera, inmediatamente yo lo tranquilicé diciéndole que yo había hecho el cambio en el mismo orden en que estaban……!ay mi madre!

Empezó a pelear y yo como me sentía en falta, pues… ¿Quién me mando a ponerle la mano a eso? Como una gatita, me puse a ayudarlo en la búsqueda, pero da la casualidad que él buscaba un folder específico que tenía encima y al yo cambiar de lugar, sólo Dios sabe dónde fue a parar.

Teniendo cuidado de no resbalar con el sudor, ya que este me llegaba al piso, seguí con mi búsqueda, encomendándome al divino niño Jesús, y prometiéndole que si me ayudaba a conseguir lo buscado, yo le juraba con la mano derecha en alto,que jamás volvería a cambiar nada ajeno de lugar.

Finalmente, parece que al hombre le dio pena mi pose de víctima o mis oraciones llegaron,pues él me dijo iba a imprimir otra vez lo buscado.Creí que el capitulo se había cerrado, pero al otro día me llamó mi hija, ya que él le había comentado lo sucedido y como ella no sabía las conclusiones a las que llegamos el día anterior, con mucha pena me pidió que no le cambiara las cosas a su padre de lugar.

Parece que él asumió dos posiciones diferentes: a ella le hizo un drama y a mí, me dio sonrisas. Cuando le pedí un chance, y creí que todo estaba subsanado, entonces él me acuso de que yo le desaparecí una funda que tenía en su baño, conteniendo unas navajas de afeitar, decidí que aunque los folders lleguen a la altura de la torre de Eiffel, mas never in the life, vuelvo a repetir lo vivido.

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