La intención de la leyenda de la serpiente y la luciérnaga (ver artículo publicado en este blog el
En el caso de la serpiente, ella a pesar de ser uno de los animales más temido por las personas era víctima de la envidia que sentía por un animalito chiquito, sólo por el hecho de que tenía una luz que ella no poseía.
Aplicando este criterio a los seres humanos, a veces más que envidiar dinero, empleo, ropa, casa bonita, envidiamos ciertas capacidades que tienen algunos seres privilegiados que los hacen lucir luminosos. He ahí como a veces envidiamos una sonrisa, una forma de comportarse, una forma de vestirse, cosas que jamás tendremos porque no se pueden comprar con dinero y forman parte de algo tan complejo como es la personalidad.
La envidia es como un cáncer que corroe, es haciéndole honor a ella que odiamos a esa persona que luce bien, que es exitosa y perdemos tiempo en esto, no avanzamos y nos vamos dejando arropar de la mediocridad.
La envidia agota, cierra puertas y te impide crecer, te impide ser auténtico, pues sólo visualizas que serías feliz si te parecieras o tuvieras las cosas que tiene esa otra persona.
El envidioso vive comparándose, gran error porque cada ser humano es único e irrepetible y perdiendo tiempo en estas cosas te descuidas como ser humano y no te detienes a pensar que dentro de ti tienes cualidades que te podrían convertir en una gran luciérnaga. FIJATE EN TI, CULTIVATE, AMATE, RECONOCE LOS MERITOS DEL OTRO, ESFUERZATE POR SER FELIZ, PERO SIENDO SIMPRE TU MISMO.
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