¿Qué es la progeria?
La progeria (según el diccionario de la RAE) es “un síndrome genético que consiste en un envejecimiento prematuro”.
Desde el punto de vista médico, el síndrome de la progeria (conocido también como síndrome de Hutchinson-Gilford) es un raro trastorno genético de presentación esporádica, que se hereda de forma autosómica-dominante y que se caracteriza por la aparición prematura de los signos del envejecimiento.
Aunque son menos de 50 los pacientes que viven actualmente en todo el mundo con la enfermedad de la progeria, el interés de su conocimiento deriva de la posibilidad de esclarecer, a través de su estudio, las bases biológicas del normal proceso del envejecimiento.
Características de la progeria
La progeria tiene una incidencia de aproximadamente 1 caso por 4.000.000 nacimientos vivos y es uno de los llamados “síndromes segmentarios del envejecimiento” ya que a los pacientes con progeria les faltan algunos de los hechos típicos del envejecer, tales como el declive de la capacidad cognitiva o el incremento de la incidencia del cáncer.
La mayoría de los pacientes con la clásica mutación genética de la progeria nacen con una apariencia normal y, de manera progresiva, desarrollan signos precoces patognomónicos de síntomas de comienzo entre los 9 y 12 meses de edad.
El fenotipo de la progeria está caracterizado por una alopecia (que incluye el cuero cabelludo y las cejas), la presencia de venas prominentes en el cuero cabelludo y la frente, y un aspecto característico de la cara que incluye una mandíbula pequeña, unos ojos prominentes, una nariz aguileña y cianosis de la piel (color azulado) alrededor de la boca. La mayoría tiene una voz muy aguda.
Los pacientes con progeria muestran una pérdida significativa de la grasa subcutánea y son bajitos. En el esqueleto se demuestra destrucción del tejido óseo (osteolisis), contractura de las articulaciones, clavículas acortadas con hombros estrechos y coxa valga (una deformidad de la cadera en el que el ángulo formado entre la cabeza y cuello del fémur y su diáfisis -la parte larga del hueso- está aumentado generalmente por encima de 135 grados). La impresión global de todos estos cambios es la de una persona diminuta y muy envejecida.
Además de estas manifestaciones externas del individuo con progeria, son alteraciones cardiovasculares y cerebro-vasculares los que condicionan la muerte de estos individuos entre los 7 y los 20 años de edad. La afectación vascular de los individuos con progeria tiene como consecuencia el desarrollo de isquemia del miocardio con infarto así como de accidentes vasculares cerebrales (ictus). Otros órganos parecen no estar afectados por la enfermedad, como el hígado, los riñones, el pulmón, el sistema digestivo, la médula ósea y el cerebro.
Causas de la progeria
Una gran parte de los defectos celulares de la progeria son el resultado del acúmulo en las células de una proteína mutante, la progerina, dentro de la membrana que rodea el núcleo de la célula. Esta proteína se encuentra en elevada concentración en las células de los pacientes con progeria, lo que tiene como consecuencia una distorsión de la membrana nuclear y el acortamiento de la vida de la célula.
No es bien conocido porqué la acumulación de esta proteína mutada, la progerina, es muy abundante en ciertos tejidos, como el endotelio de los vasos, las células de los músculos lisos y los dientes, mientras que en otros, como el cerebro, se encuentra en escasa cuantía, lo que le salva relativamente del envejecimiento precoz.
Base genética de la progeria
En una mutación de un único nucleótido que se expresa de forma autonómica-dominante se encuentra la base genética de la progeria.
La mutación responsable del síndrome de la progeria se localiza en un pequeño segmento del cromosoma 1q y afecta precisamente al gen LMNA. Este gen codifica normalmente una proteína denomina lamina A: en la progeria el gen LMNA produce alguna cantidad de lamina A normal, y también lamina A mutada o progerina.
La lamina A es una proteína de tipo filamentoso que funciona como componente básico de la membrana que rodea el núcleo de las células, por lo que su papel es clave para preservar la integridad del núcleo y de la cromatina que contiene.
Con la identificación de la mutación genética y la caracterización de la proteína resultante de la mutación (la progerina), los esfuerzos se dirigen actualmente a entender cómo esta proteína anormal afecta a la función celular.
Fuente : Pediatrics
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