viernes, 1 de mayo de 2009

HISTORIA DE LA LAVADORA


(siglo XIX, Inglaterra y Francia)



He aquí la historia de ese maravilloso aparato que ha revolucionado la vida de nosotras, nos permite hacer cualquier otro oficio mientras lavamos y nos ha quitado de encima el sufrimiento de tener que depender de una lavandera para poder resolver lo que antes era un conflicto: lavar……UUF……

¨Durante siglos, quienes viajaban por mar lavaban su ropa sucia
Manteniéndola en un saco de lona que se arrojaba por la borda para
que el barco lo arrastrara horas y horas.

El principio era indiscutible: Hacer pasar agua a través de la ropa a fin de eliminar la suciedad. Las primeras lavadoras accionadas a mano trataron de aplicar el mismo principio incorporando un dispositivo semejante a un taburete invertido
que encajaba en un depósito y presionaba la ropa, escurriendo el agua
y permitiendo después que volviera a entrar más.

Tan numerosas fueron las invenciones destinadas a aliviar la dura
tarea de la colada, que el origen de la lavadora es incierto, aunque se
acepta en general que a principios del siglo XIX, en la Europa
occidental, comenzaba a difundirse la práctica de meter la ropa en una
caja de madera y hacer girar ésta con una manivela. Madres e hijas se
turnaban, hora tras hora, para accionar la manivela.

El concepto del tambor rotativo llevó a las secadoras de la época. Una
de ellas, inventada en Francia en 1800 por un tal Pochon, era conocida
como el “ventilador”. Las ropas, escurridas a mano y todavía húmedas,
se metían en un tambor metálico perforado, que se hacía girar con una
manivela sobre un fuego. Según la intensidad de éste y la altura de las
llamas, las ropas se secaban poco a poco o se quemaban, y siempre
adquirían el aroma del combustible y a veces su hollín. Ninguna de
estas máquinas secadoras aventajó nunca al tendedero.

Las primeras lavadoras eléctricas, en las que un motor hacía girar el
bombo, aparecieron en Gran Bretaña y los Estados Unidos hacia 1915.
Durante varios años, el motor no estuvo bien protegido bajo la
máquina, y el agua penetraba a menudo en él causando cortocircuitos,
incendios y calambres.

Anunciadas como “automáticas”, las primeras lavadoras no tenían
nada de tales. Muchas se llenaban manualmente con cubos de agua y
eran también vaciadas a mano. Las ropas se secaban chorreando, y el
“ciclo” de lavado continuaba hasta que se desenchufaba la máquina.
Hasta 1939 no aparecieron lavadoras verdaderamente automáticas,
con mandos de tiempo, ciclos variables y niveles de agua prefijados.
La liberación de una de las más antiguas tareas del hogar llegó tarde
en la historia.¨

Fuente quimirocha.com

NOTA: Hoy en día, en los barrios populares la mayoría de las personas tiene una, y en el último de los casos se puede optar por alquilarlas.

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