Una vez, mientras estaba en el pasillo de la institución donde trabajo, un hombre grande en todo el sentido de la palabra, me preguntó algo que realmente ahora no recuerdo, mientras me hablaba, me agarró ambas manos, y como dos viejos amigos entablamos una cordial conversación, manteniendo por mucho rato las manos entrelazadas.
Esto provocó envidia de muchos que me miraban, pues entendían que esa celebridad y yo éramos amigos, todo el que me vio sabía con quien yo estaba hablando, él no me conocía, pero me regaló en ese momento el encanto de su sencillez.
Ese hombre era, el hoy fallecido, maestro y mago de la cocina nacional e internacional, el incomparable MIKE MERCEDES, de cuya muerte hace breves instantes me enteré.
No tuvo que esperar morir para alcanzar la fama, siempre vivió rodeado de ella.! GRACIAS MIKE POR PERMITIRME SENTIR EL CALOR DE TUS MANOS!
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