lunes, 29 de junio de 2009

EL MOÑO ENCENDIDO






Una vez, el pelo me creció tanto, como nunca en la vida, yo no me soportaba, pasaba largo tiempo en el espejo contemplándome.

Acostumbraba, cuando me lo recogía a hacerme un moño en el medio de la cabeza. Cierto día se fue la luz y procedí a encender una vela, colocándola en un estante del baño, a la altura de mi cara, para empezar a cepillarme los dientes.

Al inclinarme en el lavamanos, empecé a oír un chirrido y un olor a quemado, me mandé corriendo como una loca a bajar el breaker. Una vez hecho esto, seguí sintiendo el ruido y el olor quemado, entonces, llamé bien fuerte a mi esposo gritándole a todo pulmón, que los alambres estaban cogiendo fuego.

El estaba acostado, y al parármele delante con este escándalo, observé que se paró, dando un salto en el aire, al estilo Tarzán, y desprendiéndome el lazo que sujetaba el moño dijo: ¡Maldita loca, es tu cabello que esta cogiendo fuego! , estaba tan nervioso, que no se como no me quede viuda, a mi, por mi parte, me temblaba el cuerpo entero, realmente perdí el control.

El drama no quedó ahí, después viene la segunda parte: la depresiva, en la cual empiezo a observarme el pelo y veo que me quedó prácticamente a la mitad, sentí deseos de tirarme al suelo, pataleando como una niña. La única preocupación de mi marido era repetirme que tenía dinero en su cartera, que cogiera para el salón de belleza.

Ya una vez serena, después de tomar agua de azúcar con sal, empecé a cortarme toda la parte quemada, procediendo mi pelo a tomar un nuevo look, bien corto, que causó mucha admiración. Cuando alguien me piropeaba el pelo, siempre en mis adentros pensaba: ¡Este corte tiene su historia!, ¿Sería un castigo de la vida a mi vanidad?, realmente, jamás he vuelto a tener el pelo como aquella vez..

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