
No sé en que parte leí que somos lo que pensamos; cuando pensamos sólo en cosas pequeñas, nunca logramos grandes cosas, de hecho las personas triunfadoras siempre han tenido pensamientos de prosperidad. Esto se cultiva y se contagia.
Si nos juntamos con personas mediocres y pesimistas, pronto empezaremos a retroceder en todos los sentidos de la palabra.
Yo tengo una amiga, medio loca, a quien quiero muchísimo. Está siempre soñando y planeando en grande, y exhortándome tener pensamientos de abundancia.
Nos conocimos en un lugar insólito: en la cárcel de mujeres de Najayo, gracias a Dios, ninguna de los estábamos presas. Ella hacía trabajo de psicología voluntaria con los reclusos y yo realizaba mi pasantía, en la misma área, pero con las mujeres.
No se imaginan cuánto siento que ha cambiado mi vida, en todos los sentidos, al juntarme con ella, a pesar de que siempre he sido positiva. Ella le ha dado una inyección a mi vida, siento que todo fluye favorablemente y que los vientos están a nuestro favor.
Ella le ha dado sentido en mi vida a cosas que antes no lo tenían; de ella he aprendido a planear, a desechar aquellas cosas en que a veces nos metemos sin ser de nuestra incumbencia, en sentido general me ha ayudado a soltar.
Siempre he pensado que la amistad es un regalo divino, porque la vida te da la oportunidad de elegir, nadie te impone un amigo, son seleccionados por nosotros a lo largo de la vida, algunos te decepcionan, otros te cambian, casi siempre las mejores cosas se reciben de ellos.
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