Resulta a veces en el plano personal, ya sea con los hijos, amistades, en fin, personas que de una forma u otra están muy cerca del círculo familiar, que nos vemos envueltos en una serie de situaciones que nos convierten en protagonistas de la película, en ¨resuélvelo-todo¨. Logrando con esto que todo el mundo se recueste de nosotros, cual si fuéramos un muro protector, permitiendo de una manera increíble que nos expriman, nos agoten y nos hagan sentir importantes, pero con la única finalidad de utilizarnos.
Lo penoso de esta situación es que generalmente no tiene recompensas y cuando por lógica natural de la vida empezamos a querer establecer un balance entre lo dado y lo recibido resulta que nos da un balance negativo.
Es el momento entonces de que empecemos a reflexionar y a pensar si eso es lo que como personas merecemos. Pienso que el ser incondicional no debe ser sinónimo de que desafíen nuestra inteligencia, dejándonos llevar por la otra persona al extremo de que le demos todo y a cambio no recibamos nada. ¡CREO QUE BASTA DE ESA SITUACION, PAREMOS HOY MISMO CON ESTO!
Cuando hablo de recibir no me refiero a cosas materiales, me refiero más bien a las atenciones, a que la persona a la cual le resolvemos a veces la vida, nos demuestre con sus actitudes cuan importantes somos para ella, de no ser así, de seguir dando y dando sin recibir a cambio, es posible que con el tiempo nos convirtamos en una especie de ¨masoquistas¨ emocionales.
Las personas que nos llevan a este terreno por lo general son muy astutas y conocen a fondo nuestras debilidades, generalmente logran sus objetivos con el chantaje emocional, pero nosotros también lo somos, de lo contrario no estaríamos reflexionando en torno a esto.
Me gustaría que quede claro que con este artículo no les estoy exhortando a ser egoísta y dejar de dar, simplemente me refiero a saber cómo y hasta cuándo dar, a no dejarnos llevar al terreno de que el otro piense que ni siquiera tenemos la capacidad de darnos cuenta que en cuanto a reciprocidad se refiere hay desbalance.
Recuerdo a alguien que una vez dijo que las campanas de la iglesia cuando sonaban decían: ¡SI TE DAN, DALE, SI TE DAN DALE!, en ese momento me reí mucho ,pero ese no es el mensaje que deseo llevar a ustedes, la exhortación es siempre ser generoso al repartir, pero entender que todo ser humano que da, tiene derecho a recibir.
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1 comentario:
Muy bueno.
Realmente me sentí idetificada, llevo varios años de terapia en los que entre tantas cosas, he comprobado lo fácil de manipular que soy en manos de esta clase de personas...
Es así, y quisiera agregar, las consecuencias devastadoras que eso tiene en la autoestima,etc... llevando del stress al distress y/o a la depresión...
Un saludo!
Felicitaciones por el blog.
Mon@,
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